
¿Presunto delincuente o presunto inocente?
EL BAR DE PEPE
La Constitución española, en su artículo 24 apartado 2, dice así:
- Escrito por Joaquín Hernández
- Categoría: Justicia
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EL BAR DE PEPE
La Constitución española, en su artículo 24 apartado 2, dice así:
“No existe peor tiranía que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia” (Montesquieu).
Ante el doble rasero de la Justicia
¿Lo es la Fiscal Jefe? ¿Y el Juez Decano?
El caso "gestora de La Laguna", un dislate judicial
Decía Ignacio De Otto que “la decisión del juez sólo puede alcanzar aceptación general, esto es legitimidad, si se basa en premisas que a su vez gocen de esa aceptación”.
El pasado 10 de diciembre de 2016, se celebró el día de los Derechos Humanos; lastimosamente, los mismos continúan siendo, en más de las ocasiones deseadas, vulnerados o conculcados por parte de muchos países, para los cuales son una mera cuestión de principios rimbombantes, que, en la praxis carecen del respeto y la protección merecida y esperada; ello, pese a los años transcurridos, sesenta y ocho, desde que la Organización de las Naciones Unidas promulgara la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Asamblea General de dicha Organización, la cual sería signada en París un 10 de diciembre de 1948, mediante la Resolución 217 A (III), rigiendo como un ideal común para todos los pueblos y naciones; extractando, por su esencialidad, de su Preámbulo, el primer Considerando: "Que la libertada, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana". (1)
Visto los acontecimientos que, reiterativa y desafortunadamente, desde hace décadas, vienen vulnerando los principios contenidos en la Declaración de los Derechos Humanos, en diferentes y diversas partes del mundo; acontecimientos, frente a los cuales la sociedad mundial deviene incapaz y estremecida. La avalancha de noticias, ofrecida por diversos canales de comunicación nacionales e internaciones, sobre los comportamientos de los países en que se violan, sistemáticamente, los Derechos Humanos en sus respectivos territorios nacionales, resulta abrumadora e inquietante.
De acuerdo al trabajo realizado por la Organización “Human Rights Watch”, en su análisis ofrecido en su Informe Mundial 2015, sobre la situación en la que se encuentran los Derechos Humanos en el Mundo; dicho Informe, se ha elaborado sobre una muestra referida a un total de diecinueve países, en los cuales se hallan, con mayor asiduidad, conculcados los derechos humanos de los ciudadanos y/o colectivos concretos. Para todos aquellos lectores más interesados, la situación detallada de cada uno de los diecinueve países referenciados en dicho Informe, pueden consultarse, de manera abierta, a través de la página web de Human Rights Watch (2)
Asimismo; encontramos el Examen Periódico Universal (EPU), organismo creado el 15 de marzo de 2006, virtud Resolución 60/251 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que estableció también el Consejo de Derechos Humanos. EPU, elabora Informes, en un proceso de colaboración, de la situación en la que se encuentran los derechos humanos, en los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas. El EPU, actualmente, es el único medio universal de las características y capacidades de dicha institución. Su función está en recordarle a los Estados su responsabilidad de respetar y aplicar plenamente el conjunto de los principios y libertades fundamentales, contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Finalmente, el EPU intenta mejorar la situación de derechos humanos en todos los países, afrontando las situaciones vulneradoras, allá se hallan acometido.
El pasado 10 de marzo de 2016, el Alto Comisionado de Naciones Unidas, para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, presentó el Informe anual ante el Consejo de Derechos Humanos; expresando, que estaba alarmado por el creciente número de amenazas que se ciernen sobre la democracia en el mundo. (3)
A manera orientativa; la vulnerabilidad de los derechos humanos en el mundo, sin agotar las causas, podemos citar entre las más destacadas, por su magnitud e importancia, las a continuación indicadas: a) terrorismo internacional, b) crimen organizado transnacional, c) institucionalización de la corrupción, d) pobreza y subdesarrollo, e) paraísos fiscales, f) blanqueo de capitales, g) estados fallidos, h) explotación y tráfico de seres humanos, i) crímenes de guerra, etc.
Conclusión: La situación actualmente referida al respeto de los derechos humanos en el mundo, siguiendo los informes consultados, podremos afirmar de manera irrefutable, no sin tristeza que los mismos, se encuentran afectados de gravedad; empleando un símil de carpintero, cual mueble infecto por la carcoma, en el que a simple vista parece el mueble en buen estado, pero que apenas se toque comienza aparecer serrín; de hecho, de no ponerse a disposición de las Naciones Unidas, urgentemente, más medios materiales y humanos civiles y militares, dotándole de los recursos económicos necesarios, tendentes a la observancia del respeto, por todos los medios, incluso recurriendo a la fuerza coercitiva si fuere preciso, de los derechos humanos y las democracias; una de las piezas fundamentales, pasaría por el otorgamiento de competencia transfronteriza, en el ámbito de la defensa de los derechos humanos, a todos los respectivos tribunales de cada uno de los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas; al objeto, de evitar la impunidad de la que gozan, actualmente, los vulneradores de unos derechos investidos, teóricamente, de la máxima protección.
Haciéndonos eco de lo expresado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas, para los derechos humanos, Zeid Raad Al Hussein; podríamos aseverar, sin temor a yerro alguno, que tales derechos estarán seriamente arrumbados a convertirse en simples o meros principios revestidos de una rimbombancia de carácter filantrópico, pero en la praxis ungidos (coronados) por la inanidad. Ante tan indeseado panorama, no queda por menos, urgir a la Comunidad Internacional a reponer a su exacto lugar de protección a los principios contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos; lo cual requiere, entre otras medidas, una inmediata inversión, eficiente y eficaz, en la educación de los pueblos y naciones del mundo.
En relación con lo expuesto en los párrafos precedentes; no queda por menos, que referirnos a la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII), de 26 de noviembre de 1968; entrando en vigor el 11 de noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII; extractándose, por su claridad al respecto, lo establecido en su Art. 1 apartado b) “Los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz, según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de 1945, y confirmada por las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3 (I) de 13 de febrero de 1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, así como la expulsión por ataque armado u ocupación y los actos inhumanos debidos a la política de apartheid y el delito de genocidio definido en la Convención de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio aun si esos actos no constituyen una violación del derecho interno del país donde fueron cometidos”. (4)
Juan F. Ramírez (Abogado, Analista Político e Investigador)
Notas utilizadas:
(1) La Declaración Universal de Derechos Humanos | Naciones Unidas
(2) https://www.hrw.org/es/world-report/2015
(3) http://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/ZeidPresentsHisAnnualReport.aspx
(4) http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/WarCrimes.aspx
Desde hace meses asistimos en Canarias a un nuevo asesinato de Montesquieu. El pensador francés escribió que “el juez debe ser la boca muda que pronuncia las palabras de la ley”. En nuestras islas hay jueces que no solo hablan al margen de la palabra de la ley, también graban y son grabados, son víctimas y verdugos de conspiraciones que se realizan en unos juzgados construidos y mantenidos con dinero público para perseguir el delito y no para organizar tramas que pueden beneficiar a políticos o empresarios amigos. O para perjudicar a políticos o empresarios enemigos.
Recordemos algunos de los hechos más destacados de este lamentable espectáculo. El pasado 16 de marzo el empresario Miguel Ángel Ramírez grabó la conversación que sostuvo con el juez Salvador Alba en el despacho del magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas. En ese encuentro el juez y el empresario inculpado por presunto delito contra la Hacienda Pública prepararon una declaración oficial que se debía producir (y se produjo) la siguiente semana; en esa reunión el propio magistrado asesoraba al investigado sobre las respuestas que debía dar. Por la transcripción de parte de esa conversación que se filtró a los periódicos la declaración de Ramírez iba a servir para intentar inculpar a la magistrada Victoria Rosell (en ese momento diputada de Podemos) que había sido denunciada ante el Tribunal Supremo por el exministro José Manuel Soria.
Esa grabación de marzo la conocimos el jueves 12 de mayo cuando Miguel Ángel Ramírez la presentó ante Carla Vallejo, la magistrada que sustituyó a Salvador Alba en el juzgado de instrucción número 8 (en el que se seguía la causa contra Ramírez y que se había iniciado cuando la titular era Victoria Rosell). En la grabación el juez Alba daba a entender que si la denuncia de Soria contra Rosell prosperaba la causa contra Ramírez podría ser archivada. El mundo al revés, un funcionario público cuyo deber es perseguir el delito y castigar a los culpables, se dedicaba presuntamente a fabricar pruebas para favorecer a un político que usaba los tribunales para perseguir a una rival política por venganzas personales. Todo esto presuntamente, no vaya a ser que a alguien se le ocurra ahora perseguir al mensajero por contar un vodevil que se ha transmitido casi en directo en los medios para descrédito de la Justicia.
El Tribunal Constitucional ha recordado en varias ocasiones la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que señala que, en el ámbito de la garantía de la imparcialidad, las apariencias son importantes “porque lo que está en juego es la confianza que, en una sociedad democrática, los tribunales deben inspirar al acusado y al resto de ciudadanos”. A estas alturas nadie duda de que lo que está ocurriendo en los juzgados canarios está mermando la credibilidad de la justicia y por tanto está deteriorando nuestra democracia. Y es que el escándalo no se quedó en esa primera reunión. La primera semana de noviembre el juez Alba presenta en los juzgados otra grabación que él mismo había realizado a otros magistrados con la intención de demostrar las presuntas presiones que había recibido para archivar la causa contra el empresario Ramírez.
Tuvieron que pasar seis meses desde que se conoció la reunión entre Ramírez y Alba para que el máximo órgano de control de los jueces se decidiera esta semana a abrir un expediente contra el juez Alba por dos faltas muy graves y una grave, aunque por ahora no se le aparta de sus funciones. En Canarias existen precedentes de jueces expedientados por el Consejo General del Poder Judicial de manera mucho más ágil. Uno de los más conocidos es el caso de José Antonio Martín, al que se le abrió un expediente en enero 2006 por la acusación de asesorar a un narcotraficante e interceder ante compañeros magistrados para que lo dejaran en libertad. Aunque el expediente abierto por el CGPJ contra Martín fue resuelto en 2010, con la absolución del acusado por parte del TS, desde que se abrió el magistrado fue apartado de su puesto de presidente de la Audiencia Provincial de Las Palmas.
A pesar de la apertura del expediente por parte del Consejo General del Poder Judicial, Salvador Alba sigue ejerciendo como magistrado y está previsto que sea el ponente del caso Faycán, una trama de corrupción en el Ayuntamiento de Telde durante el gobierno del PP y AFV Ciuca. La instrucción de este proceso fue cerrada por el juez Javier García García- Sotoca en febrero de 2009 tras más de tres años de investigación tras unas denuncias de una empresaria a la que le pidieron un 20 % de comisión si quería ganar un concurso público. Al cierre del sumario había 37 imputados. La reacción del entonces presidente del Partido Popular José Manuel Soria fue acusar al ministro López Aguilar de usar a policías, jueces y fiscales para perseguir al PP. El apoyo de Soria a los imputados se ha prolongado todos estos años y en 2015 Carmen Castellano volvió a ser candidata del PP a la alcaldía de Telde aunque el fiscal había pedido para a ella (en 2013) 5 años de cárcel por los presuntos delitos de malversación, fraude, falsedad y blanqueo de capitales en el caso Faycán.
En noviembre de 2014 estuvo a punto de convocarse el juicio del caso Faycán pero el juez de la Audiencia Provincial Emilio Moya decidió retrasar la fecha del juicio para no perjudicar a una de las imputadas, Carmen Castellano, porque se presentaba como candidata del PP a la alcaldía de Telde. Esta decisión fue criticada por otros magistrados porque no se ampara en ninguna ley. El propio Moya declaraba a Canarias 7 que lo hacía “por sentido común”, según el magistrado “Si el procedimiento ha tardado ocho años en llegar a juicio, nada malo va a suceder porque se demore unos meses”. Al final los acusados del caso Faycán podrán pedir rebajas de penas por los retrasos provocados por estas y otras razones. Ahora sabemos que Emilio Moya se ha abstenido en el caso Faycán porque es amigo de uno de los imputados, y que el ponente del caso Faycán será el juez Salvador Alba, un magistrado al que el Consejo General del Poder Judicial le ha abierto un expediente porque presumiblemente ha cometido dos faltas muy graves y una grave por abusos de autoridad, revelación de secretos e investigación indebida, para perseguir a enemigos y favorecer a amigos. Estos hechos vuelven a pisotear aquel principio del “poder nulo” para los jueces que pedía Montesquieu como garantía de la separación de poderes. ¿Cuál debe ser la percepción de la ciudadanía al conocer lo que está sucediendo acerca de cómo José Manuel Soria se libró de tantas causas ante la Justicia? ¿No pueden preguntarse entonces los ciudadanos hasta dónde llega la contaminación? El daño que se está haciendo a la Justicia es tremendo. Desde dentro. Y sin que funcionen los órganos de control. Y a pesar de tantos jueces y juezas rigurosos e independientes que están sufriendo, aunque quizás con demasiado silencio. Gregorio Peces-Barba escribió que “la realidad incontrovertible y necesaria en las modernas sociedades de la creación judicial del Derecho, disputando espacios al Parlamento y a las leyes, ha producido en muchos jueces una conciencia de su poder amparado en su independencia y en el estatuto constitucional y legal que les protege, que está produciendo, en algunos supuestos, desviaciones graves y abusos relevantes que dan la sensación de arbitrariedad, de falta de límites y de impunidad”.
Ante situaciones como estas no debe extrañarnos los resultados de la última encuesta del CIS. En el barómetro de octubre los encuestados señalan que los principales problema de España son el paro (71,3 %) y la corrupción y el fraude (37,6 %). El dato pasó bastante desapercibido para los medios de comunicación españoles que estaban más pendientes de la nueva victoria del Partido Popular o de la caída estrepitosa de las expectativas electorales del PSOE que se convertiría, según esa encuesta del CIS, en la tercera fuerza política después de Podemos.
Si la Justicia no funciona será imposible combatir la corrupción. Pasan los años y seguimos pendientes de los juicios y las sentencias de los grandes casos de corrupción que afectan sobre todo al Partido Popular. Para lo que sí ha habido prisas es para apartar precisamente a dos jueces que instruyeron esos casos: el juez Baltazar Garzón que instruyó el caso Gürtel, y el juez Elpidio Silva que instruyó el caso Blesa en la investigación de Caja Madrid. Nos gustaría ser optimistas, pero los hechos invitan al pesimismo. El bipartidismo que ha dominado la escena política española en esta última etapa democrática no ha sido capaz de consensuar una Ley de Educación para varias generaciones o un gran pacto por el Estado de Bienestar. Sin embargo, siempre ha llegado a acuerdos para repartirse los cargos en el Consejo General del Poder Judicial y los nombramientos de los magistrados de los altos tribunales. De aquellos polvos vienen estos lodos.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria
Son días de gozo para la salud democrática: los medios de comunicación regionales informaron pormenorizadamente sobre supuestas irregularidades –acaso punibles- relacionadas con algunas señorías. Pero a pesar de la espectacularidad, se trata de minoritarias minorías dentro del amplio colectivo. Por tanto, ajenas a la función primera de un juez: “Dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”.
Son, insisto, actuaciones individuales, aunque por su impacto desestabilizan a unos y refuerzan a incrédulos o críticos radicales. Además, perplejan y anonadan pues en muchas mentes jamás se consideró la condición humana de sus señorías. Tal vez no eran dioses olímpicos; ni tan siquiera lares, a la manera de la sociedad romana dos veces milenaria. Pero humanos humanos, lo que se dice seres con debilidades, manías, pasiones naturales, contradicciones o equívocos, ni hablar.
Hasta hace poco nadie contradecía su fallo. Muy al contrario, la prudencia recomendaba aquella locución tan socorrida de “Asumo el veredicto, pero no lo comparto”, artilugio lingüístico para manifestar en público la disconformidad con una sentencia. Y a causa de tal trasnochado dogma (siempre actúan sin errores humanos posibles), la tan auxiliadora construcción próxima a políticos hipotéticamente delincuentes: “Tengo mi conciencia tranquila. Confío plenamente en la Justicia”. Es decir, en los humanos que actúan por ella. (Se mantienen otros dos recursos: si la sentencia es favorable, “Siempre confié en la Justicia”. Si no, “Jamás comento las decisiones judiciales”, construcciones ambas tan presentes en la señora vicepresidenta, astuta ella.)
Así pues, y solo como ejemplo, transcribo subtítulos leídos aquí y allá y que llevaron a la asociación Jueces para la Democracia (una de las cuatro del colectivo) a exigir el cese (hoy también significa ‘deposición, destitución’) del señor X, magistrado con excesivo protagonismo en las páginas de periódicos e informativos de radio. Además, reclamó la apertura de expediente disciplinario". Léense en aquellos textos distintas variantes relacionadas con llamativas formas de actuar, visitas a despachos, entradas por zonas reservadas... Otros son enjundiosos o, cuando menos, impactantes: “El juez X grabó a un compañero de la Audiencia Provincial en su despacho”; “El audio entre el abogado […] y el magistrado X revela aventuras amorosas, abonos sospechosos de dinero y oscuras maniobras”…
Pero hay más: “La conversación entre el magistrado X y el empresario Z duró 45 minutos más de lo que reflejan las grabaciones”… En efecto: días antes el señor Z, empresario, había registrado sin consentimiento de la otra parte la conversación mantenida con el señor X, juez, en torno a una jueza, la señora F, hoy exdiputada de Podemos y ayer candidata de esta agrupación al ministerio de Justicia. Pero hete aquí que la grabación entregada por el señor Z estaba incompleta según técnicos especialistas de la Guardia Civil.
Vaya por delante el inviolable principio que exime a cualquier ciudadano de culpabilidad mientras esta no se demuestre. Pero si a los dos párrafos anteriores añadimos la transcripción titulada “Deliberaciones nada secretas” (Canarias7, 5 de noviembre), la imagen se difumina pues, al menos, determinados comentarios resultan inapropiados en sus señorías, por más que pueda tratarse de una reunión informal. Sorprende la afirmación de alguien sobre la mafiosidad de todos “los jovencitos” rusos fuera de su país o que “todas las rumanas, [son] putas”: aparentan generalizaciones al menos muy precipitadas y, por supuesto, imprudentes.
Digo al principio “días de gozo para la salud democrática” y digo bien: jamás de los jamases el bisturí diseccionador de las palabras públicas había abierto en canal una estructura tan cerrada, monolítica y en momentos de la Historia muy temida. Por ejemplo, los tribunales de Orden Público, uno de los tantos elementos represivos usados en la dictadura franquista contra colectivos y personas amantes de libertades (Agustín Millares Cantero; Maxi Páiser…) y, las más de las veces, sacrificadas en su nombre. Así, sindicalistas (en honor a la verdad, casi todos de CC OO, la otra); proletarios que reivindicaban justicia social; miembros y simpatizantes de partidos políticos (PCE, sin menoscabo de otros); profesores que pregonaron en las aulas palabras de ilusiones y esperanzas frente a violencias del Estado, Carabanchel, sanciones económicas… (Le debo a la libertad / muy grande deuda le tengo. / Y como le debo, debo pagarle, pues soy honrado. / Llévenme, pues, a la cárcel / para que más libre sea.)
Anteayer intervino, al fin, el Consejo General del Poder Judicial. Expedienta al magistrado X (señor Alba) por dos faltas muy graves y una tercera grave, referidas a “inobservancia del deber de abstención” […], “revelación de hechos o datos conocidos en el ejercicio de su función […] cuando se cause algún perjuicio a la tramitación de un proceso o a cualquier persona y, finalmente, al “exceso o abuso de autoridad”.
Insisto, sin embargo, en las imperfecciones inherentes a todas las sociedades humanas, a todas. Torpe sería negar, por tanto, desaciertos en quienes imparten justicia: Errare humanum est (‘Errar es humano’), dice la expresión latina que intenta enmendar naturales fallos o errores cometidos incluso por señorías, aunque sin ánimo de perjudicar.
Acepto, pues, la expresión latina como algo innato del individuo, consustancial a su propia imperfección. Pero tal máxima debe llevarse a su mayor encumbramiento con un segundo elemento: …Sed perseverare diabolicum (‘Pero es diabólico perseverar’ [en el error]). Por tanto, actuó el CGPG. Puede estar en juego algo rigurosamente importante en una sociedad libre: la pureza de sus estructuras judiciales, acaso bajo sospecha de extraños entramados en los cuales se mezclan señorías, influencias, poderes económicos, caminos enrevesados, tuteos…
A pesar de todo, y a la manera de Blas de Otero, tiendo mi mano a la inmensa mayoría de jueces, magistrados… y defiendo su pudor profesional: me identifico con la “indignación” generalizada en todos sus órganos de Canarias. A la par, me felicito por la revitalización de la Prensa, elemento absolutamente imprescindible para el control democrático de nuestra sociedad (tal como estimo en sus fuentes de información). Sus señorías, mientras, meditarán sobre excesivas confianzas… o acaso imprudencias.
El BAR DE PEPE
Entre cañitas, montaitos de lomo, algún vinito del país, en el bar de Pepe la gente escucha Radio San Borondón, esa radio que se ha convertido en la voz del pueblo canario.
Sobre el macrojuicio de Las Teresitas
Demasiadas artimañas para construir, justificar y eludir la orden de derribo del mamotreto, que aún, a estas alturas, está a meses vista de que se haga realidad lo sentenciado en firme. Claro, esto forma parte de la tercera etapa, eludir como sea, bien mintiendo o sacándose de la manga alguna que otra estratagema, su demolición.
Cuando han transcurrido seis meses de la implantación del sistema de comunicaciones LexNet, sistema impuesto discrecionalmente desde el poder, con el pretexto de modernización de la Justicia; dicho sistema, obligatorio, se ha mostrado totalmente deficiente; siendo de obligatorio cumplimiento desde el pasado 01 de enero de 2016; dicho sistema de comunicación, vía medios electrónicos, entre los operadores jurídicos (abogados y procuradores) en su relación con la Administración Judicial; resulta un sistema que, itero, ha demostrado, desde el mismo instante de su puesta en funcionamiento, altamente ineficaz; no obstante, pese a que pudiera resultar subsanable las deficiencias de carácter técnico denotadas; hay que significar, de manera clara y rotunda, la oposición de muchos profesionales liberales, operadores de la abogacía y de la postulación, que vienen sufriendo las inconveniencias de, por razones varias y obvias, un sistema de comunicación no consensuada e impuesta desde el Gobierno; sistema generador de más errores que aciertos; además, no se ha tenido en consideración la vulnerabilidad a la que se hallan expuestos los diferentes sistemas informáticos; especialmente, tratándose de datos judiciales de carácter patrimonial y personal, datos altamente sensibles contenidos en todo expediente judicial; expedientes judiciales, obligados a circular, mor de una ley, a través de los canales electrónicos quedando, ineludiblemente, expuestos a los múltiples y variados sistemas de espionaje informático, entre otros muchos peligros de la red.
El lunes próximo, finalizando el cuatrimestre, tengo que explicarles a los alumnos de la Facultad el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.